Habrá que decidir con qué aventura se enfrenta al mundo; algunos deciden, otros no podemos, seguimos una línea retorcida, una gesta, una quijotada; casi un fetichismo por el documento de la mercancía: la palabra.
Bajo la hipnosis que habrá una mirada piadosa que se encuentre en estas líneas donde Ana Abregú misma se indaga.
Como consecuencia de momentos metafóricos, en los que texto y vida no son tan lejanos entre sí, sino la misma cosa.
La posibilidad de la afirmación es reponer el relato, que es la forma de restaurar la genealogía de la escritura, esa fuente de dimensiones ontológicas que de alguna manera es la arqueología del escritor sobre la existencia.
En estos textos el inconsciente dirime sus arcanos.
O crea nuevos.
Antalia Isim.
Épica de la transversalidad entre comunicación y mundo; ésta es la bitácora del transcurrir de la memoria, donde la disyunción de inquietudes escriturales escinde al sujeto que escribe y pluraliza sus realidades. Ana Abregú en un anhelo macedoniano de reducir al hoy la eternidad de las escrituras.
Diario de la inquietud, reflexiones, arte, humor, poemas, relatos, espejo de un tiempo que se resiste al olvido, en la era de la Internet, donde la identidad se dispersa y la fluidez es un permanecer en un mismo punto. Ana Abregú, en busca del “ismo” que refleja su época, pensamientos, historias, circunstancias en este punto de acumulación A, preposición que presenta un cúmulo de significados que parecen confluir en este texto, interceptándose, no eludiéndose entre sí.
Oitos Rossi.
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Dédalo o repesando la novela lírica.No puedo escribir sobre Dédalo de Ana Abregú sin pensar que finalmente la literatura y la poesía son un enorme tejido de redes sinápticas que saltan y trasmiten, que fluyen y conectan entornos y abren nuevos diálogos. Ahí donde alguien termina un poema, yo empiezo otro y tal vez tú, lector, al escuchar el mío, empieces otro y sigas tejiendo el diálogo de un extremo a otro: pieles y lenguajes, signos y sentidos, calles e itinerarios abiertos sobre el siseo del respirar, en la plenitud del arder. La poesía como una experiencia creativa escrita en tiempos de coronavirus y de futuro incierto.Ahí yace lo vivo del canto, la continuidad donde renace el autor en lector que es autor de otro lector. La poesía como una gran Matrix de voces y diálogos, símbolos y atentados o tratados mentales; oscilaciones entre Vallejo y Juan Ramírez Ruiz; y atrás, Eguren, Adán, Ricardo Palma, jugando billar y tomando un té con eucalipto: el arte poético en la era de Internet, justamente, se hace un software de mente en mente, crece como virus y expande su entidad. En, y desde, Latinoamérica se alzan todas estas voces atadas a la lengua global como a su caos. Arder (gramática de los dientes de león) es la gramática de un sueño que se hizo poema, cuaderno, calle, manifiesto del cuerpo y sinapsis; y Des(c)ierto, la continuidad de un sueño que solo es posible en el lenguaje, y que gracias al lenguaje se hace vivible, posible, moldeable, triturable, habitable; escritos en las calles y vacíos de las ciudades del Perú. Y Semen, simetría del joven sol, que es mi primera novela y también un cuarto repleto de sensaciones y palabras, cuerpos mojados e inexorable vida. Somos literatura, texto, el jadeo del signo....Julio Barco. Seremsa, junio 2020.
Reseña del libro:
Dédalo by Ana Abregú
Dédado es una novela que trata sobre la épica de un poeta cuya épica es la poesía. El poeta, en viaje hacia el amor, retorna; en el medio el quiebre intempestivo de la pandemia. La bisagra imprevista, que es también un desvío de la épica del protagonista.