Novedad: Si en Atrave(r)sar –poemario anterior–, Ana Abregú desafió a la vivencia como forma de acceder al lenguaje, a partir de incisiones y fragmentos que pueden leerse como poesía y que cuestionan la idea de legibilidad y permanencia que cada texto logra con su significado, en Antí(eu)fon(í)as presenta una serie de secuencias que montan y desmontan pequeños dioramas donde la poesía aparece ya no como certeza, sino como posibilidad.
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Los textos de Antí(eu)fon(í)as buscan su propio tempo mítico más allá de todo mito, donde la partitura no empieza ni termina (porque no es relevante ni el inicio ni el fin), no así la escritura que fue una ilusión (como si todo nunca hubiese sido escrito) de una persona ensayando el delicado sonido de un estado transitorio cercano a la antropofuga, una hormiga que lleva la materia prima directo al reproductor de la melodía.
Nicolás López-Pérez, Rancagua|Chile, 28abril/18mayo-MMXXI
Textorios es el transcurrir por la comisura del lenguaje, recorrido por las astillas que orbitan el asedio de la poesía, sensibilidad y efervescencia por el trabajo lingüístico de escritores y, exigua insistencia en reflexionar sobre la literatura del presente, sobre los modos de producción de sentido donde los medios funcionan como fuente, personajes, inspiración y controversia; las palabras: la cosa que hace al mundo existir y se proyecta sobre una realidad ecléctica, versátil; textos escritos bajo la atmósfera de catacresis de circunstancias al atravesar lecturas y antianáclasis, pluralidad de significados y, juegos de incompatibilidades. Textorios es un lienzo, un tejido, textura y testimonio de perplejidades con que la literatura suele acometer. Literatura, ese estado pretérito y presente en constante confrontación, interacción más allá de la desvalorización y valores de continuidad.
Textorios reúne comentarios críticos y ensayos sobre y de literatura, momentos fugaces y explícitos, metadiscursos sobre las características de la palabra en la era de la Internet, acaso fenómenos transculturales.
Oitos Rossi.
Nudos que convergen, desprejuicio entre códigos literarios y derivas miméticas, Cíngulos es un estar en la literatura; enfoques desde perspectivas límites, conversación intimista, reflexiones de una andadura textual; atrevimientos sobre maneras impostadas de ficción y verbalizaciones; Ana Abregú, escritora resuelta y persistente, éste, el segundo libro de ensayos, que incluye comentarios críticos de poesía, formula lecturas eclécticas y provocativas que exhiben amplio interés en temas y en intrincados vericuetos de la palabra escrita. Los ensayos de Ana Abregú proponen desintegrar los dispositivos de lectura bajo la óptica de ampliar sus efectos y consecuencias. Cíngulos es un entramado de lógicas imbricadas que intenta un ángulo díscolo sobre representaciones estéticas y textuales.
Oitos Rossi.
En numerosas oportunidades he señalado que entre los varios intereses y obligaciones vinculadas a mi trayectoria intelectual, tanto en el ámbito académico como en el campo literario latinoamericano en términos amplios y no restrictivos, surge una constante: mi interés por las teorías de la lectura y por la actividad crítica vinculada a esas especulaciones. Para cumplir con el deseo que mueve mi vocación, para hacerme cargo de las travesías con las que recorro los textos que leo y sobre –en toda la amplitud de sentido de esa preposición– los que escribo, el ejercicio de la crítica debe perturbar, trastornar, desmontar, las certezas de los saberes fundados en el pleonasmo y asumir los riesgos que supone aceptar que no hay significado oculto a develar, no hay secreto en la infinitud del sentido, sino flujos de diseminación sin fin. A diferencia de los otros libros en los que he compilado mis ensayos críticos, el título de El aparejo de un crítico es una tentativa de poner el foco en el proceso material de la lectura, sea cual fuere la teoría o la poética que guía cualquier tipo de aproximación al sentido de los textos literarios, diría que, sin excepción, comparten ciertos gestos en la práctica concreta.
Jorge Cáceres.
Este es quizás, el recorrido de una obcecación; artículos sobre literatura, reflexiones, comentarios, vivencias; publicaciones en la era de la Internet, que discurre entre lo comunicacional y la literatura; en este texto la autora se propone dar cuenta de sus obsesiones, inquietudes de una escritora que ha emprendido la épica de la literatura; texto ecléctico, iniciático, que analiza recursos poéticos, literarios, herramientas que los escritores despliegan. Se leerá sobre autores disímiles como Salvador Elizondo, José Emilio Pacheco, César Vallejo; poéticas y textos en un amplio extremo temporal; monstruos literarios que asedian a Ana Abregú.De esto estamos hechos, de palabras.
Oitos Rossi.
En la última etapa de su vida, el anciano y enfermo M., el protagonista de Envejecimiento Ilícito, rememora el sinuoso recorrido por los sótanos de su memoria. No siempre fue un triste saco de huesos y fermentos corporales; alguna vez ha sido joven, osado, vigoroso. Pronto aprendió que debía dejar de lado ideales, sueños, fe. La rapiña, la codicia y la corrupción extinguieron su fuego y aniquilaron su esperanza.
La notable novela de Eduardo Méndez es una descarnada reflexión sobre los entretelones de la política argentina de los últimos tiempos.
La trama del relato se despliega como si fuera el reverso de una novela de aprendizaje, comienza por el final y se dirige hacia el principio en un incesante juego bascular entre el presente y el pasado. En los claroscuros de los recuerdos de M. se entrelazan su itinerario personal con la memoria compartida de los sucesos políticos que jalonan los avatares de la historia reciente. En una virtuosa urdimbre entre la ficción narrativa y la inflexión ensayística se tiende un telar genérico de brillante hibridez.
Con Envejecimiento ilícito, una novela potente, vigorosa, narrada con pericia indudable y con un gesto que exhibe un pulso distintivo, Eduardo Méndez irrumpe en el escenario de la narrativa argentina como una voz disonante.
Roberto Ferro
Arder (Gramática de los dientes de león) de Julio Barco es un cóctel polifónico, anárquico y experimental con una innovadora forma de leer el lenguaje y de sentir la poesía. Da gusto saber que en Latinoamérica hay jóvenes que desean quebrar los vidrios y hacer con las astillas otra poesía.
Fredy Yezzed
Apropiación, transposición, reformulación de convenciones, signos y grafías, se articulan en este poemario de Julio Barco, Arder (gramática de los dientes de león), del cual ya comenté algunos detalles en la revista Metaliteratura.
Con un narrador diglósico –lenguajes en contraste–, armoniza –el sentido musical no es inocente– un diálogo con otras literaturas, deslizándose en diferentes estilos. Literatura fresca, nueva, que se apropia de los conflictos de la actualidad, donde los medios tecnológicos enfatizan los procesos de traducción así como el dispositivo interpretativo.
Con un lenguaje transformador, intenso, heterotópico –en el sentido foucaultiano–, Arder ilumina los excesos, las parodias, las derivas de lectura y un espacio real y beligerante de la épica de un poeta. Se consigue en Amazon, papel y ebook.
«De la naturaleza afectiva de la forma» puede leerse como un espacio y un estado en poesía; puede leerse como la grabación de intervalos en que el pensamiento se opone al mundo y no a través de la experiencia semántica y sintáctica; puede leerse como la suma de los documentos, el archivo y la imaginación, más o menos organizada, de Nicolás López-Pérez (Rancagua, Chile, 1990). Cada unidad articulada en este tríptico, tiene una función autónoma y traza su propio recorrido de ida y regreso al origen del lenguaje mismo. Siendo la lectura y la escritura, tecnologías, una obra es un dispositivo en medio de la confesión y confusión del sentido con imágenes y microtonos o, tal vez, es una pregunta a través de un laberinto o una llave para una puerta que la trayectoria y el desvanecimiento de un libro solo pueden crear. O nada de eso. Entre los detalles de su naturaleza, privada, ya fecundada y empaquetada, se concentra una colosal explosión de energía, cuyo fulgor, se estima, operará como una bomba de racimo. Energía que, al liberarse, fundará un nuevo tiempo verbal, un tráfico de materiales para un montón de pérdidas inusitadas. Nos recuerda que una lengua no es más que el sueño de dos cementerios en ruinas sobre las espinas de un cactus. Y no es todo, estamos frente a una geometría, a una forma mediante la cual el poeta no va comprendiéndose a sí mismo, sino va dejando y revelando que la creatividad es gratitud, desborde, fuga, ritmo, estupor y el trópico de su resurrección . El poeta se hace uno con los escombros de sus percepciones. El deseo y el abandono aquí se dan cita en medio de un campo de significados que no son más que las cenizas de una vida. Una vida, un libro: un idioma en llamas, un temblor mental, un planeta hecho de desintegraciones y apariciones. Caos y cosmos. Todo en el hermoso viaje que es el alfabeto y las palabras. Este es el retorno.
Macedonio/ Para empezar aplaudiendo es una pieza teatral que pone en movimiento la obra de un escritor argentino paradigmático, maestro y modelo de la generación de Florida. Jorge Luis Borges comentaba haberlo admirado hasta el plagio. Liliana Heer logra traducir el pensamiento de Macedonio Fernández a una lengua constantemente alusiva, muy familiar al lector macedoniano, pero también capaz de contener a quien no pasó el umbral de las escrituras del autor de Papeles de Reciénvenido. Las voces y los ecos de seis personajes -El bobo, Desandar, Layda, Tantalia, Aspirante a Genio y Macedonio- son la usina de esta inigualable invitación a escena, precedida por veinticinco textos escritos por veinticinco especialistas en Macedonio que conforman los Prólogos de este libro a semejanza de la Novela de La Eterna. Los dibujos de Vanina Muraro, con sus líneas silbidos, hacen presente la dimensión creativa de los protagonistas.
El dispositivo narrativo de la saga de Jorge Cáceres, que se continúa con la novela Todo viene del pasado, se da leer como una polifonía de voces y perspectivas diversas puestas en juego a través de los relatos de personajes atravesados por las intervenciones del protagonista. Las operaciones excéntricas de las historias tejen y elucidan conjeturas; las voces imbricadas y las conspiraciones solapadas se suceden en las secuencias de acontecimientos plurales y sinuosos, como si el azar se complotara al poner en tensión la sutil diferencia entre el original y la copia, entre la verdad y la falsificación. Jorge Cáceres, un vendedor de libros raros, vive y reflexiona a partir de los artificios de la omisión y de la labilidad de las máscaras. El diferimiento de voces, como recurso de elisión, configura un sistema paradójico que hace de esta novela una notable variación de la narrativa policial negra. Roberto Ferro, consumado innovador de las convenciones del género, construye el entramado de Todo viene del pasado desde la mirada estrábica de su protagonista que persigue una incógnita velada en las cartas de Manuel Puig.
Ana Abregú.
"Capone en Septiembre" es una pieza de escritura poética teatral con siete episodios, equivalentes al Séptimo Círculo del Infierno de Dante donde están los que se enfrentan contra un tercero, contra sí mismo o contra Dios. Angie, la protagonista, anhela ser rescatada por Al Capone. Su familia representa la mediocridad, los lugares comunes, el vivir atada a prejuicios. Contra este modelo, ella habla del olor, expresa su rechazo, se escapa, maldice, y ante los “¿Por qué?” maternos responde siempre: “Porque el amor huele”. La realidad política desencadenada por la ley Volstead vuelve a ser paradigma y motor del binomio prohibición-violación. Vemos desplegarse en diversos tonos el mito Capone junto al diagrama de una realidad institucional cómplice.
Nicolás López-Pérez (Chile, 1990) concentra & procesa los rudimentos de su propia fe literaria, la de una obra monumental, una obra capaz de volver a escribir los vínculos de la experiencia entre la vida y lo que el lenguaje ha dejado marchitar para El mundo de las palabras y los hechos. Tipos de triángulos es una pequeña máquina de sueños y poesía, conducida por la energía y las formas que se transforman en el ajuar de una casita que no solo es literatura o alguna profesión de ética o estética. Sus partes se encuentran desperdigadas en ningún orden en específico, son escombros que respondieron frente a la enervante y lapidaria normalidad infundida por el tiempo presente, ese luminoso movimiento perpetuo. Este libro funciona, transcurrida la ascética fragua de un albur que propone su primera muestra, cuando ya no se habla de selección u antología, sino un vistazo hacia algo que está siendo. Y que perfectamente podría dejar de ser. Contra toda esperanza, el día de mañana o cuando su lectura sea obsoleta.
La historia que se cuenta en Neón tiene tres personajes principales: la Costurera, el Viajante y el Alcaide de la prisión; caracteres prontos a ejecutar el dominio con brutal desgarro. La protagonista fue Celadora en la cárcel del distrito y devino Costurera no solo de telas, también del himen de las novias de los presos. Nunca ha sido mujer de un solo hombre, convive con un ex presidiario convertido en Viajante, pero desde su nacimiento pertenece a Alcaide, su Tutor. Esta atractiva obra, dividida en tres partes, expone las peripecias de personajes adictos a rivalidades, mentiras y traiciones. Liliana Heer una vez más embiste convenciones produciendo en el lector un duelo entre la realidad y los tesoros de la imaginación. Estamos frente a una narradora hábil en agudizar tensiones, donde los acontecimientos interpelan. "Los personajes comienzan a expandirse, esperar encapuchados la aparición de algo desconocido". Tal vez, la mayor eficacia de Neón mar el efecto cresta de ola: deleite por los contrastes violentos, simultaneidad de escenas, diálogo entre palabra e imagen.
De la memoria, de lo que se recuerda y cómo se recuerda, quizás le dijo Jorge Cáceres a Roberto Ferro la tarde en que le entregó la primera versión de su novela, anotaciones dispersas a un relato, básicamente, de dos situaciones; por una parte, la reconstrucción de una serie de diálogos en los que había intervenido y, por otra, la recopilación de mis interpretaciones de un conjunto de textos escritos y de imágenes; ambas se desarrollaron en un lapso que abarcó no más de un mes.Cáceres comenzó a escribir la misma mañana en que se enfermó. Luego de que la fiebre cediera, dejándole en las manos recuerdos de la infancia, escribió las primeras notas como un modo de no olvidarlos. Más tarde dos pedidos profesionales: la búsqueda del original extraviado de una novela –a la que se sumó la aparición de dos fotografías–; y, casi al mismo tiempo, una investigación histórica, con un final impredecible, acentuaron la certeza de que En cada caso las peripecias han sido señales que me incitaron a captar el tiempo y a sentir su espesor viscoso, así como en el contradictorio devenir.Seguramente hablarían de muchas más cosas esa tarde, ya que ambos se confabulan desde hace tiempo al momento de trabajar juntos en “los desbordes de la narración”. Mientras tanto el lector se deja conducir por el enigma de la trama, ajeno o testigo, según sea su mirada atenta, a la presencia indivisible de uno y otro; participando con deleite de los guiños literarios; agradeciendo, en definitiva, durante la lectura de la novela, que de todos modos así sea. María Claudia Otsubo
Las acciones de los personajes de Señales del tacto de Ana Abregú no transitan narrativamente un camino previsible, no se dirigen de un punto de partida, inscrito ya de antemano en el movimiento inicial. Tampoco se dirigen a un lugar en particular, no quieren llegar a ninguna parte. Es como si se recrearan en el movimiento mismo, aleatorio, fortuito, sin fin. La narración los arroja a una red de senderos azarosos, unas veces convergentes, otras veces disidentes, que más que responder a un destino prefijado, parecen estar ahí tan sólo para evidenciar su precipitado: la ausencia de todo punto de partida previsible. La novela despliega un conjunto de alusiones explícitas y referencias trasversales a la conjunción perceptiva de la mirada y el tacto, poniendo en tensión la temporalidad existencial y el trascurso con que la escritura lo representa. En Señales del tacto la percepción se relaciona de forma estrecha con el problema de la figuración de la realidad. La novela de Ana Abregú despliega una luminosa prosa narrativa, con ritmo que fluye con dominio y destreza, y una inteligencia que irrumpe en cada página y que vive en los personajes con lucidez seductora. Señales del tacto es la confirmación de la emergencia de una voz de un tono distintivo en el panorama de la literatura argentina.
Roberto Ferro.
Como en la cita de Heráclito nunca se leerá dos veces el mismo Don Casmurro. Cada relectura ofrece nuevas sospechas al lector, que entra en el juego de resquemores del narrador protagonista. El joven, la novia, el íntimo amigo; el esposo, la esposa y ¿su amante? Un hijo, ¿quién es el verdadero padre?Esta incertidumbre ahoga a Don Casmurro, ¿es cierta la infidelidad de Capitú? ¿O son sólo la imaginación desbordada y los celos enfermizos que trastocan la realidad? En esta novela magistral, Machado de Assis no solo propone un enigma; construye una galería de personajes y situaciones que retratan la sociedad carioca de su tiempo.
Escribis tu historia para reencontrarte con vos mismo en el futuro o sos escrito por alguien que dará cuenta de tu existencia. Escribis tu historia para reencontrarte con vos mismo en el futuro o sos escrito por alguien que dará cuenta de tu existencia. Hay muchas cuestiones por la que una historia es escrita; la puesta en escena es sobre algo que pasa y usualmente lo que pasa da cuenta de un testigo y una elección para dar cuenta de ello: el que narra. La discusión de los elementos que se ponen en tensión para una narración, es también una historia, un relato, quizás tu historia misma. Antalia Emerik.
En la intimidad de una voz femenina, Antalia, programadora, busca insertase en una sociedad donde las exigencias colocan en relieve la calidad de los conocimientos y entra en permanente conflicto con su yo interior. Intenta ser dueña de sí misma enfrentando la soledad, la transgresión y las tentaciones. Antalia, la protagonista de esta novela, ingresa en un sanatorio donde se realizan experimentos médicos. La novela propone conflictos interiores entre las personas y los aspectos de la investigación en medicina, donde el factor humano condiciona los resultados. Ana Abregú, la autora, ha publicado el libro relatos, “Adelaida Sharp en tu tiempo”, la novela “Paranoxia Dalí”. En El espejo deshabitado, la escritura ecléctica de la autora es una revelación. Karen Eden.
Jorge Cáceres que está transitoriamente trabajando en la Biblioteca Nacional de Florencia, recibe un telegrama de la hija de su mejor amigo Miguel Vieytes, comunicándole que su padre ha muerto. Regresa de inmediato a Buenos Aires para descubrir que lo que ha sido escenificado como un suicidio en realidad fue un asesinato. La investigación que emprende lo lleva por un oscuro laberinto donde hay otros crímenes y la revelación atroz de la muerte de una niña como parte de un comercio infame. Cáceres revela el centro del secreto donde se oculta una siniestra confabulación. Desde aquella ventana es un retrato caracteres, de clases sociales y de valores, un thriller de factura impecable en el que el suspenso acecha al lector en cada página. Para narrar esta historia, Roberto Ferro despliega una escritura deslumbrante que consigue crear una trama obsesiva envolvente y pulcra en todos sus detalles. Tercera zaga de las peripecias de Jorge Cáceres. Fuera de foco es la segunda entrega. El otro Joyce es la primera.
Apareció un extraño en la villa de Gaspé, en Canadá, que dice pertenecer al lugar; Se hace llamar Davis, aunque, por momentos, Dalí se entromete en su cuerpo y mente. Los misterios son suscitan, acompañados de los rumores y asuntos extraños que ocurren; El trasfondo de la guerra no mejora la situación. El texto desovilla el proceso de la creación de la identidad, o de su desaparición o conversión. La memoria como la búsqueda y el destino, entre otros arcanos, son los materiales de este texto, que se traducen en una sinuosa perspectiva, sin embargo, los problemas de todo el proceso de guerra implican e involucra cualquier parte del mundo, y la revelación del misterio será sorprendente.
Paranoxia Dalí by Ana Abregú
My rating: 5 of 5 stars
¿Es o no es Dalí? La épica de la identidad recorre una grieta en el pasado del pintor, del cual este libro es la única revelación. Los amantes de Dalí, amarán este libro, los detalles y circunstancias, irrefutables.