“Nada literario me (le) es ajeno”, podría decir (y decirse) acerca de un libro como el que viene a continuación. Declaración audaz, pero verdadera: desfilan en esas desbordantes páginas textos, referencias, sobreentendidos, alusiones, reflexiones, el universo de la literatura en fin, una constelación de palabras, que son también conceptos, mediante los cuales Roberto Ferro trama una relación pasional (e intelectual) con la literatura de su tiempo y en la que resuenan ecos de la gran literatura de todos los tiempos.
Noé Jitrik
Julio Barco se rebela y se enfrenta poéticamente a la voracidad del nuevo mundo dominado por el Mercado-Capital. Es por eso que se instala en la marginalidad de una ciudad devoradora, violenta, pacata e hipócrita como es Lima; y desde esas orillas subyugadas de la Modernidad es que levanta su voz ante el descarnado furor de la sobrevivencia. Este es el cantar del siglo XXI de Lima.Calle NN, 2017. Miguel Idelfonso, poeta y escritor, Premio Nacional de poesía 2017
«De la naturaleza afectiva de la forma» puede leerse como un espacio y un estado en poesía; puede leerse como la grabación de intervalos en que el pensamiento se opone al mundo y no a través de la experiencia semántica y sintáctica; puede leerse como la suma de los documentos, el archivo y la imaginación, más o menos organizada, de Nicolás López-Pérez (Rancagua, Chile, 1990). Cada unidad articulada en este tríptico, tiene una función autónoma y traza su propio recorrido de ida y regreso al origen del lenguaje mismo. Siendo la lectura y la escritura, tecnologías, una obra es un dispositivo en medio de la confesión y confusión del sentido con imágenes y microtonos o, tal vez, es una pregunta a través de un laberinto o una llave para una puerta que la trayectoria y el desvanecimiento de un libro solo pueden crear. O nada de eso. Entre los detalles de su naturaleza, privada, ya fecundada y empaquetada, se concentra una colosal explosión de energía, cuyo fulgor, se estima, operará como una bomba de racimo. Energía que, al liberarse, fundará un nuevo tiempo verbal, un tráfico de materiales para un montón de pérdidas inusitadas. Nos recuerda que una lengua no es más que el sueño de dos cementerios en ruinas sobre las espinas de un cactus. Y no es todo, estamos frente a una geometría, a una forma mediante la cual el poeta no va comprendiéndose a sí mismo, sino va dejando y revelando que la creatividad es gratitud, desborde, fuga, ritmo, estupor y el trópico de su resurrección . El poeta se hace uno con los escombros de sus percepciones. El deseo y el abandono aquí se dan cita en medio de un campo de significados que no son más que las cenizas de una vida. Una vida, un libro: un idioma en llamas, un temblor mental, un planeta hecho de desintegraciones y apariciones. Caos y cosmos. Todo en el hermoso viaje que es el alfabeto y las palabras. Este es el retorno.
La poesía como un volver sobre los pasos, un regreso al verbo original, a la palabra libre de subterfugios retóricos que nombra el lado oscuro del amor o dice la vida que se va, la luz que cae, el mundo que fue y comienza a desdibujarse . La desesperanza, el tiempo, la solitaria verdad de no ser nadie, nada sino el sueño mismo de haber sido, de haber vivido .. La imagen de la belleza como la primera y la última muchacha del camino El suave desprendimiento que otorgan los años, el despojamiento, el silencio, el vacío como una casa definitiva. Y las palabras, las mismas que fueron lejos y ahora vuelven para acompañarnos. De ello nos hablan estos poemas, estos breves y tardíos versos sin estridencia donde aún es posible, sin embargo, imaginar que alguien sigue cantando mientras alrededor todo oscurece.