Supay |
Todo testimonio procura una voz, de lo que no tiene voz. Supay es una dicotomía confinada en la disposición jerárquica del tiempo. En Supay, Luna desterrado –en el sentido de estar suspendido en el aire, quizás–, mientras la pandemia le traza límites invisibles. La complejidad del control sobre sí mismo parece disiparse. Enamorado, perplejo, imbuido en el magma de la poesía, huye hacia su mente, hacia otro cuerpo insustancial y hacia el propio. La irrealidad sutil parece instaurada. Si en Dédalo –novela anterior, biografía apócrifa–, Luna se trasladaba en la geografía y confrontaba la inmaterialidad de las voces que guiaban su estar poético en pandemia, en Supay enfrenta un monstruo, la caducidad del movimiento y el desdoblamiento del tiempo.
Ana Abregú da cuenta de la historia de Luna, obstaculizado y sin itinerario; le otorga voz al poeta que lucha con el desprendimiento del olvido en el borde de un yo sin identidad, intentando descifrar los signos de su destino. Supay es el relato paradójico entre el fuego de la poesía y el amor, en la intimidad del lenguaje y el deseo.
Oitos Rossi.
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