El sol después |
Liliana Heer encuentra en la temporalidad del amor un vehículo para realizar su poética -más allá de la causalidad del relato clásico. Nicole y Jota viajan a Serbia, viven en una barcaza, son testigos de los efectos de una guerra, visitan la casa de la poeta Desanka Maksimovic, conocen a los actores de Teatro Vuk, se divierten con ellos en una noche inolvidable. Como en un escenario, los cuerpos se transforman en la encarnación de su imagen desnuda, mitológica y carnal. “Un hombre y una mujer. La extrañeza. Algo perdido siempre.” Para que lo perdido regrese, para que los cuerpos dejen de ser espejismos, para que la desnudez cubra lo desnudo, el amor trama sus signos en la ilusión o el hábito de una carne atemporal. A veces relato que no cesa; a veces sol, sol diferido y deseado, sol: después. |
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