La historia que se cuenta en Neón tiene tres personajes principales: la Costurera, el Viajante y el Alcaide de la prisión; caracteres prontos a ejecutar el dominio con brutal desgarro. La protagonista fue Celadora en la cárcel del distrito y devino Costurera no solo de telas, también del himen de las novias de los presos. Nunca ha sido mujer de un solo hombre, convive con un ex presidiario convertido en Viajante, pero desde su nacimiento pertenece a Alcaide, su Tutor. Esta atractiva obra, dividida en tres partes, expone las peripecias de personajes adictos a rivalidades, mentiras y traiciones. Liliana Heer una vez más embiste convenciones produciendo en el lector un duelo entre la realidad y los tesoros de la imaginación. Estamos frente a una narradora hábil en agudizar tensiones, donde los acontecimientos interpelan. "Los personajes comienzan a expandirse, esperar encapuchados la aparición de algo desconocido". Tal vez, la mayor eficacia de Neón mar el efecto cresta de ola: deleite por los contrastes violentos, simultaneidad de escenas, diálogo entre palabra e imagen.
De la memoria, de lo que se recuerda y cómo se recuerda, quizás le dijo Jorge Cáceres a Roberto Ferro la tarde en que le entregó la primera versión de su novela, anotaciones dispersas a un relato, básicamente, de dos situaciones; por una parte, la reconstrucción de una serie de diálogos en los que había intervenido y, por otra, la recopilación de mis interpretaciones de un conjunto de textos escritos y de imágenes; ambas se desarrollaron en un lapso que abarcó no más de un mes.Cáceres comenzó a escribir la misma mañana en que se enfermó. Luego de que la fiebre cediera, dejándole en las manos recuerdos de la infancia, escribió las primeras notas como un modo de no olvidarlos. Más tarde dos pedidos profesionales: la búsqueda del original extraviado de una novela –a la que se sumó la aparición de dos fotografías–; y, casi al mismo tiempo, una investigación histórica, con un final impredecible, acentuaron la certeza de que En cada caso las peripecias han sido señales que me incitaron a captar el tiempo y a sentir su espesor viscoso, así como en el contradictorio devenir.Seguramente hablarían de muchas más cosas esa tarde, ya que ambos se confabulan desde hace tiempo al momento de trabajar juntos en “los desbordes de la narración”. Mientras tanto el lector se deja conducir por el enigma de la trama, ajeno o testigo, según sea su mirada atenta, a la presencia indivisible de uno y otro; participando con deleite de los guiños literarios; agradeciendo, en definitiva, durante la lectura de la novela, que de todos modos así sea. María Claudia Otsubo
Las acciones de los personajes de Señales del tacto de Ana Abregú no transitan narrativamente un camino previsible, no se dirigen de un punto de partida, inscrito ya de antemano en el movimiento inicial. Tampoco se dirigen a un lugar en particular, no quieren llegar a ninguna parte. Es como si se recrearan en el movimiento mismo, aleatorio, fortuito, sin fin. La narración los arroja a una red de senderos azarosos, unas veces convergentes, otras veces disidentes, que más que responder a un destino prefijado, parecen estar ahí tan sólo para evidenciar su precipitado: la ausencia de todo punto de partida previsible. La novela despliega un conjunto de alusiones explícitas y referencias trasversales a la conjunción perceptiva de la mirada y el tacto, poniendo en tensión la temporalidad existencial y el trascurso con que la escritura lo representa. En Señales del tacto la percepción se relaciona de forma estrecha con el problema de la figuración de la realidad. La novela de Ana Abregú despliega una luminosa prosa narrativa, con ritmo que fluye con dominio y destreza, y una inteligencia que irrumpe en cada página y que vive en los personajes con lucidez seductora. Señales del tacto es la confirmación de la emergencia de una voz de un tono distintivo en el panorama de la literatura argentina.
Roberto Ferro.
Como en la cita de Heráclito nunca se leerá dos veces el mismo Don Casmurro. Cada relectura ofrece nuevas sospechas al lector, que entra en el juego de resquemores del narrador protagonista. El joven, la novia, el íntimo amigo; el esposo, la esposa y ¿su amante? Un hijo, ¿quién es el verdadero padre?Esta incertidumbre ahoga a Don Casmurro, ¿es cierta la infidelidad de Capitú? ¿O son sólo la imaginación desbordada y los celos enfermizos que trastocan la realidad? En esta novela magistral, Machado de Assis no solo propone un enigma; construye una galería de personajes y situaciones que retratan la sociedad carioca de su tiempo.
Escribis tu historia para reencontrarte con vos mismo en el futuro o sos escrito por alguien que dará cuenta de tu existencia. Escribis tu historia para reencontrarte con vos mismo en el futuro o sos escrito por alguien que dará cuenta de tu existencia. Hay muchas cuestiones por la que una historia es escrita; la puesta en escena es sobre algo que pasa y usualmente lo que pasa da cuenta de un testigo y una elección para dar cuenta de ello: el que narra. La discusión de los elementos que se ponen en tensión para una narración, es también una historia, un relato, quizás tu historia misma. Antalia Emerik.
En la intimidad de una voz femenina, Antalia, programadora, busca insertase en una sociedad donde las exigencias colocan en relieve la calidad de los conocimientos y entra en permanente conflicto con su yo interior. Intenta ser dueña de sí misma enfrentando la soledad, la transgresión y las tentaciones. Antalia, la protagonista de esta novela, ingresa en un sanatorio donde se realizan experimentos médicos. La novela propone conflictos interiores entre las personas y los aspectos de la investigación en medicina, donde el factor humano condiciona los resultados. Ana Abregú, la autora, ha publicado el libro relatos, “Adelaida Sharp en tu tiempo”, la novela “Paranoxia Dalí”. En El espejo deshabitado, la escritura ecléctica de la autora es una revelación. Karen Eden.
Jorge Cáceres que está transitoriamente trabajando en la Biblioteca Nacional de Florencia, recibe un telegrama de la hija de su mejor amigo Miguel Vieytes, comunicándole que su padre ha muerto. Regresa de inmediato a Buenos Aires para descubrir que lo que ha sido escenificado como un suicidio en realidad fue un asesinato. La investigación que emprende lo lleva por un oscuro laberinto donde hay otros crímenes y la revelación atroz de la muerte de una niña como parte de un comercio infame. Cáceres revela el centro del secreto donde se oculta una siniestra confabulación. Desde aquella ventana es un retrato caracteres, de clases sociales y de valores, un thriller de factura impecable en el que el suspenso acecha al lector en cada página. Para narrar esta historia, Roberto Ferro despliega una escritura deslumbrante que consigue crear una trama obsesiva envolvente y pulcra en todos sus detalles. Tercera zaga de las peripecias de Jorge Cáceres. Fuera de foco es la segunda entrega. El otro Joyce es la primera.
Apareció un extraño en la villa de Gaspé, en Canadá, que dice pertenecer al lugar; Se hace llamar Davis, aunque, por momentos, Dalí se entromete en su cuerpo y mente. Los misterios son suscitan, acompañados de los rumores y asuntos extraños que ocurren; El trasfondo de la guerra no mejora la situación. El texto desovilla el proceso de la creación de la identidad, o de su desaparición o conversión. La memoria como la búsqueda y el destino, entre otros arcanos, son los materiales de este texto, que se traducen en una sinuosa perspectiva, sin embargo, los problemas de todo el proceso de guerra implican e involucra cualquier parte del mundo, y la revelación del misterio será sorprendente.
Paranoxia Dalí by Ana Abregú
My rating: 5 of 5 stars
¿Es o no es Dalí? La épica de la identidad recorre una grieta en el pasado del pintor, del cual este libro es la única revelación. Los amantes de Dalí, amarán este libro, los detalles y circunstancias, irrefutables.
Liliana Heer encuentra en la temporalidad del amor un vehículo para realizar su poética -más allá de la causalidad del relato clásico. Nicole y Jota viajan a Serbia, viven en una barcaza, son testigos de los efectos de una guerra, visitan la casa de la poeta Desanka Maksimovic, conocen a los actores de Teatro Vuk, se divierten con ellos en una noche inolvidable. Como en un escenario, los cuerpos se transforman en la encarnación de su imagen desnuda, mitológica y carnal. “Un hombre y una mujer. La extrañeza. Algo perdido siempre.” Para que lo perdido regrese, para que los cuerpos dejen de ser espejismos, para que la desnudez cubra lo desnudo, el amor trama sus signos en la ilusión o el hábito de una carne atemporal. A veces relato que no cesa; a veces sol, sol diferido y deseado, sol: después.
La delicadeza con que la autora describe las fuerzas que actúan en el hecho creativo me conmovió profundamente. El relato, minucioso en los detalles y espacial, transporta al lector a un mundo lejano y misterioso y al mismo tiempo conocido, por el hecho de ser profundamente humano.
A poco de andar estamos allí, sintiendo lo que sienten, viviendo lo que viven, oliendo los perfumes de las vides y danzando. Es la magia de este texto maravilloso, apolíneo y dionisíaco, que nos enseña que en el arte somos marionetas de algo más grande y poderoso que nosotros mismos.